Los machos del pez cardenal japonés suelen ocuparse de sus crías y nadan con un enjambre de éstas en su boca. De esta forma, los alevines están a salvo hasta que adquieren el tamaño suficiente para valerse por sí mismos.
Todo va bien a menos que el macho encuentre una hembra más atractiva que la madre de sus hijos. En ese caso, devora inmediantamente a su descendencia (cual Saturno en la mitología griega) e intenta aparearse con la nueva hembra.
5 respuestas a “Padre Caníbal”
No, si yo eso de que sea el macho quien se ocupe por una vez del cuidado de los niñoslo veo bien… pero igual tenían que replantearse si no es mejor seguir los convenconalismos de las otras especies… Espero que no sean muy frecuentes los bellezones por esos mares ¿si no, cómo lograría su supervivenca el pez cardenal japonés?
Un saludo!
Rocío
O sea que en cuanto hay una inversión gravosa por parte del macho ya no prima desperdigar genes sea como sea sino que se busca que esos genes sean los mejores posibles…
Exacto
Hummmm, o sea que el Olimpo estaba en el fondo de los mares… (¿puedo?). Y en serio: es increíble la diversidad de métodos para intentar (compulsivamente) garantizar la sucesión. Y pensar que eso se asentó lo mismo a partir de una práctica debida a otros motivos más «culinarios» o, precisamente… «caníbales». ¡Maravilloso!
Hum, de nuevo, retiro la hipótesis sobre los motivos originarios especulativos. ¿Hay alguna más verosimil, Pablo? Me pica la curiosidad.
Un saludo.