En nuestra especie, cuando hablamos de «senescencia reproductiva» nos referimos generalmente a las mujeres. Sin embargo, en los hombres también se produce un fenómeno semejante, aunque más tardío y paulatino. A medida que envejecemos nuestro niveles de testosterona bajan (lo que afecta a la conducta y a la masa muscular); asímismo, la motilidad de los espermatozoides disminuye y con ello el potencial reproductivo.
A los ratones macho les ocurre algo parecido. Sin embargo, este fenómeno parece estar sujeto a la influencia de determinados factores, muy en particular, a la presencia de hembras en el entorno. En una artículo publicado por Schmidt et al. se describe cómo en los ratones machos separados de hembras esta pérdida de fertilidad tiene lugar a los 26 meses. En cambio si hay hembras en el entorno el fenómeno se pospone hasta los 32 meses (lo que significa aumentar el periodo fértil un 20%).
Los humanos somos distintos de los ratones.
Pero…
Una respuesta a “A la vejez…”
¿Quien dice que los hombres somos distintos? A mí me chifla el queso y trabajo en una biblioteca…
😉