Acabo de volver de un Congreso en Tenerife, donde he tenido una «agarrada» con un investigador del CSIC bastante conocido por su condena sin paliativos a los cultivos transgénicos. Naturalmente respondí y la cosa acabó siendo bastante desagradable, aunque anecdótica. En el mundo de la agricultura orgánica, el discrepar sobre este tema te puede convertir instantáneamente en un «fascista defensor de las multinacionales», lo que no es el caso. Me defino como vagamente de izquierdas y no estoy en la nómina de nadie (excepto de mi Universidad) ¿Alguna vez se han enfrentado a un auditorio hostil (al menos así lo percibía yo)? Es algo más duro de lo que parece.
La cosa es en realidad bastante sencilla. El hecho de introducir un fragmento de DNA en un planta no es, en principio, ni bueno ni malo. Las consecuencias dependen del gen introducido y eso hay que estudiarlo caso por caso. En el caso de las plantas transgénicas, el registro es muchísimo más riguroso que las variedades convencionales, las cuales también pueden tener uno o muchos genes procedentes de otras variedades o especies.
Estoy de acuerdo, no obstante, que el mercado mundial de semillas está dominado por un pequeño número de grandes empresas y esta situación puede provocar problemas. Estaría 100% de acuerdo en exigir cambios en este sentido y, posiblemente, también en las leyes internacionales que permiten patentar genes. Lo que no entiendo es lo de «disparar» contra esta tecnología. Me parece un error grave por 3 razones:
La primera es que se renuncia a una tecnología necesaria para seguir mejorando las plantas cultivadas más allá de las técnicas convencionales (que están dando muestras de agotamiento). La población mundial todavía va a aumentar bastante en los próximos años y las buenas tierras de cultivos son limitadas (si no queremos cargarnos todo vestigio dse vida silvestre). Por cierto, los precios de los cereales han subido mucho en los últimos 2 años (aunque esta tendencia parece que está cambiando con la crisis), comiéndose los avances de los años anteriores en las lucha contra el hambre.
La segunda es que no estoy seguro de que la oposición frontal a los transgénicos perjudique realmente a las grandes compañías. Los enormes costes y dificultades que conlleva el registro de estas variedades (en buena parte exageradas) impiden a las compañías pequeñas entrar en este mercado. Es posible que los ecologistas le estén regalando la tecnología a Monsanto.
La tercera y principal razón es que la campaña mediática contra los cultivos transgénicos está plagada de mentiras y medias verdades. A pesar de su mala fama, esta tecnología es extraordinariamente segura y los riesgos son en gran medida inventados o exagerados. Ninguna persona ha muerto o su salud se ha visto perjudicada por este motivo. Tampoco se ha podido detectar un daño ecológico real, excepto la tautológica «contaminación por transgénicos».
Personalmente, no acepto que me mientan o me intenten manipular, ni siquiera por una buena causa.
Dicho esto, me apresuro a añadir que los ecologistas tienen razón en el punto esencial de que los problemas medioambientales tienen una importancia extraordinaria.
Seguimos necesitando un ecologismo basado en la evidencia
29 respuestas a “Otra vez a vueltas con los transgénicos”
En este debate a mi me llama la atención dos cosas:
· Paradójicamente, No usar cultivos transgénicos podría tener un coste ecológico para el planeta, ya que para sembrar lo mismo se necesitará más tierras y recursos. Creo que es un factor que debería considerarse.
·Lo que mucha gente no sabe es que hace mucho tiempo que los agricultores no resiembran las semillas del año anterior sino que cada año compran las semillas híbridas a grandes empresas. Cultivar transgénicos en lugar de semillas híbridas sólo hace que cambien de compañía, de modo que el «esclavismo» del agricultor respeto de los transgénicos que se denuncia sólo implica un cambio de empresa a la que se compra, sin que cambie la situación que ya existe actualmente.
Hola Ajui,
En muchas ocasiones, es la misma compañía de semillas.
No niego que las compañías de semillas están desarrollando las variedades de plantas que ellas les interesan, pero centros de investigación públicos y ONGs podrían estar desarrollando plantas adaptadas a las necesidades de agricultores pobres. Esto no está ocurriendo, en buena parte por la obcecada oposición a esta tecnología.
Pero si es lo de siempre, con los extremistas o estás con ellos o estás en contra. Uno no puede tomar una postura racional y crítica. En el momento que empiezas a hacer un análisis lógico te dicen que eres un maldito asesino del planeta. Así es.
Hace unos meses publiqué una anotación sobre el tema de los transgénicos que he copiado en el blog de mis alumnos. La entrada original: Los transgénicos y el síndrome del complot. Aunque el problema que cuento no es el mismo, hablo de las manías persecutorias que tienen algunos. Los que quieren hundir a las multinacionales se aprovechan de lo mediática que es la gente.
Has dado en el clavo, creo que más de lo que crees:
«Estaría 100% de acuerdo en exigir cambios en este sentido y, posiblemente, también en las leyes internacionales que permiten patentar genes.»
Leyes menos intervencionistas, porque:
«La segunda es que no estoy seguro de que la oposición frontal a los transgénicos perjudique realmente a las grandes compañías. Los enormes costes y dificultades que conlleva el registro de estas variedades (en buena parte exageradas) impiden a las compañías pequeñas entrar en este mercado. Es posible que los ecologistas le estén regalando la tecnología a Monsanto.»
Es que es así. Los que se oponen a los transgénicos sistemáticamente piden el auxilio del estado para que regule cada vez más e intervenga todo lo que pueda. Están metidos en algo bastante bien estudiado, la espiral de intervencionismo. Dejando aparte la cuestión de fondo de la poca legitimidad de sus fines, que ya la has tratado tú, están la de que hay más fines en la agenda y la de los medios. Lo que tienen contra las multinacionales es más que sus métodos, están contra ellas, simplemente, son los malos hagan lo que hagan. Es más, en muchos es más que una convicción que el tema de los transgénicos es secundario y puramente estratégico. Luego están los fines, la espiral de intervencionismo de la que hablo. Una intervención fracasa (yo creo que inevitablemente) y el intervencionista es incapaz de pensar otra cosa que la intervención ha sido poca. Ahora pide más intervención, sin que lo disuada el que la que pide es para evitar las consecuencias no queridas y, más significativo, no calculadas.
Lo de que las medidas pueden favorecer sobre todo a las multinacionales es la que más puede irritar a los que están contra los transgénicos, pero es acertada y no sería la primera vez que ocurre. Además, tiene una explicación sencilla: esas compañías saben con quién se las están viendo en un lado y en otro y se posicionarán en consecuencia. Pueden llegar a compromisos por la pura apariencia, es decir, por medidas que parece que van en la dirección de los reguladores, pero haciendo que esa regulación trabaje para ellos.
Entiendo tu situación, yo en más de una ocasión he tenido grandes discusiones y es bastante desagradable, sobre todo, porque los que están «en contra de algo» suelen ser bastante agresivos en el diálogo.
Lo que también me asombra es la cantidad de químicos peligrosos que nos rodean y pasan inadvertidos y es hablar de ADN y la gente se lleva las manos a la cabeza.
No voy a entrar en la seguridad de los transgénicos porque la doy por clara, pero lo que si me gustaría es discutir la parte de la empresa.
Monsanto y cía no son más que una empresa como cualquier otra. Invierten y reciben. Criticarlas implica criticar todo lo que nos rodea. Detesto las multinacionales como mucho hijo de vecino, pero me parece muy poco consecuente criticar solo a las farmacéuticas porque están en el ámbito sanitario, o a este tipo de empresas «porque exclavizan al 3º mundo». ¿Que queda menos bonito? Seguro, pero casi nadie critica a las funerarias que se lucran de la muerte, por poner un ejemplo.
Sacar un fármaco al mercado cuesta muchísimo, pero muchísimo dinero. Contando con que sale 1 de cada 1000, el que sale ha de cubrir económicamente las pérdidas de los otros 999 ensayos y además generar beneficios, que no son hermanitas de la caridad.
Estas empresas también tiene una investigación que tiene que cubrir.
Supongo que a nadie le chocará a la lógica todo esto. ¿que se cometen abusos? Pues ahí, solo los gobiernos son los que pueden cambiar las leyes para que se ajusten los parámetros.
Las posturas de ambientalistas y de partidarios es interesantemente paradójica, al menos en países como México. Por un lado no teniendo argumentos que demuestren contundentemente los efectos negativos del consumo de cultivos genéticamente modificados, los esfuerzos ambientalistas se dirigen a la protección de las especies vegetales ancestrales, digamos por ejemplo el Teocinte en el sur de México y Centroamérica. Antes se argumentaba que esta especie, precursora del maíz actual desaparecería a causa del uso de maíces transgénicos, más a traves de los años no ha sido así. Aunque no se ha autorizado el uso de semilla transgénica en México, es de todos sabido que nuestro país no es autosuficiente en la producción de este grano básico y tiene que importar más del 60% del maíz que se consume, principalmente de Brasil y Estados Unidos, y curiosamente a nadie le importa si los mexicanos estamos consumiendo transgénicos desde hace años. El Teocinte continúa existiendo, así como las mariposas monarca (de las cuales se decía, estarían en riesgo de desaparecer al verse expuesta a la interacción de los genes transgénicos en el ambiente de la zona donde estas se reproducen en Michoacán.
Yo en lo personal estoy a favor del uso de la biotecnología, si esta fuera utilizada para ayudar a aliviar el hambre en el mundo. Es decir, si ayudara a que se produjeran alimentos en condiciones adversas en países pobres, y la gente con hambre se viera beneficiada, creo que la oposición mundial sería menor. Sin embargo, el enfoque que se le ha dado a los transgénicos, al menos en México es que ayudan a que el agricultor cultive con menor consumo de otros insumos que la semilla. Es decir, para un agricultor que es empresario del campo, hacer un balance costo-beneficio, y que tenga que invertir menos en su cultivo, en mano de obra, compra de insumos, como insecticidas y pago de agua de riego, es mas rentable utilizar semilla que es más cara, pero que resiste ataque de plagas y resiste periodos moderados de sequía. Es un ganar ganar, para quien el campo es un negocio.
Existen una gran cantidad de agricultores que realizan esta actividad por subsistencia y quienes no podrían adquirir estos productos, ellos no son el mercado meta para Monsanto y las otras compañías, a menos que se lograra que los gobiernos estatales compren la semilla por ellos y se las otorgaran en apoyos, cosa que no es viable, por el costo.
En resumen, la biotecnología puede traer grandes beneficios a la humanidad, las que son cuestionables son las intenciones.
Saludos.
Como bien dices, los transgénicos son más seguros que muchos híbridos, tengo entendido que la mayor parte de los tomates que comemos provienen de la hibridación de una variedad comestible y de otra que es bastante indigesta pero muy resistente. Mediante la hibridación, además del gen o genes que le confieren resistencia, van a ir un montón de genes más de una planta que es tóxica. Mientras que, en una semilla transgénica solamente se introduce el gen de la resistencia y unos pocos más pero que son inocuos para el hombre.
Además los transgénicos permiten reducir la cantidad de pesticidas que se usan en los cultivos, y que son bastante perjudiciales para la salud.
Daniel,
La tecnología de DNA recombinante es una herramienta que puede (potencialmente) desarrollar nuevas variedades de plantas con características agronómicas «favorables». Evidentemente, a quién favorezcan depende de los objetivos con que se realice la investigación. Podrían emplearse para hacer plantas más resistentes a plagas, más productivas en las condiciones que emplean los agricultores tradicionales y con mejores características nutritivas.
Lo de la mariposa monarca es un caso flagrante de media verdad. Esta mariposa no se alimenta normalmente de polen de maíz, y en el trabajo que se publicó en Nature a las mariposas se les sometían a dosis muy altas del polen transgénico. El verdadero control de este experimento consistiría en echarle a las monarcas la «alternativa» usual al maíz Bt, o sea insecticidas organofosoforados. No hace falta decir los que le pasaría a las mariposas en ese caso.
Conste que yo creo que los problemas agrícolas deben abordarse de forma global y no estoy en contra de las estrategias de control integrado y sostenibilidad. Pero todo eso debe investigarse y basarse en la mejor evidencia disponible.
Hel,
Muy cierto
Libertad,
De acuerdo en parte. Pensar que todos los problemas de los países pobres se deben a la maldad intrínseca de las multinacionales es naive. Pero al mismo tiempo, en ausencia de un sistema de regulación eficaz, compañías «normales» pueden cometer verdaderos desmanes «si les dejan». En todos los países con altos indices de desarrollo humano existe una intervención considerable del estado y pensar que se pueda eliminar toda intervención también es naive. Más bien, la cuestión es que las intervenciones estatales deberían estar sometidas a un análisis coste beneficio, para ver si realmente consiguen los logros que pretendían para en caso contrario, modificarlas. Los últimos acontecimientos de la economía mundial indican, en mi opinión, que la falta de regulación tiene también sus propios problemas.
Muy bueno el artículo, Eugenio Manuel
Salu2
No me extrañaría que mi profesor de Preventiva estuviera en ese congreso…
Hay que tener poca vergüenza para impartir como verdades enseñanzas a todas luces erróneas…
Mucha suerte te deseo, y sobre todo que ningún foro u organización de fanáticos encuentre tu blog y se dedique a trollearlo…
Yo lo estoy sufriendo con un foro de fibromiálgicas… y es sumamente desagradable.
:-S
Hola Oidun,
Activistas «anti-fibromialgia»? aparte de desagradable debe ser…curioso. De la medicina alternativa, tal vez?
Si la cosa pasa de un cierto límite, se borran los mensajes y en paz.
Un saludo
Aunque no creo que sean peligrosos para el consumo, sin embargo creo que la inyección de genes de una especie a otra y la extensión del resultado por miles de hectáreas de cultivo podrían depararnos alguna sorpresa en el futuro; nadie sospechó ni lo más mínimo que al alimentar a especies animales con proteinas provenientes de otras especies podríamos contribuir a la infección con priones y que el salto interespecífico de estos o de determinados virus, que ayudamos a propagar por la masificación de las granjas animales, pudiera resultar tan sencillo. Creo que se debería esudiar más el tema.
Un saludo.
Hola Miski,
El riesgo cero no existe y hay que evaluarlo en cada caso. Las vacunas tienen algún riesgo y no vacunarse también. Lo de las vacas locas era imposible de prever (aunque las autoridades británicas tardaron mucho más en actuar de lo que debieron). En cualquier caso, los efectos de la enfermedad de las vacas locas en humanos han sido bastante modestos (aunque por supuesto, lamentables). Tener que alimentar a un planeta con 6.000 millones de estómagos también es una especie de experimento. En este caso concreto, el tema está mucho más estudiado que otros asuntos en los que estamos inmersos de forma habitual.
Más bien lo contrario… xD
«Pro-fibromiálgicas»… Es una pena que hoy día con tantos intereses creados se terminen creando patologías.
La fibromialgia es una patología muy similar a todas las corrientes estas de hoy en día… incluso similar a la religión… Muchas dicen padecerla pero nadie ha hallado pruebas de ello…
Sin embargo el estado invierte un dineral en pagas y un dineral en el gasto sanitario…
Una verdadera pena…
Hola,
estoy de acuerdo en todo en cuanto a la inocuidad de los transgénicos, más cuando ya llevamos muchos años seleccionando (sin saberlo) distintos genes en distintas especies vegetales y/o animales (sobretodo animales de compañia), pero me gustaría saber dónde pensais que está el límite de actuación a nivel de transgénicos. Podemos crear perros transgénicos, gatos, loros, etc…?
En mi opinión, esa es una decisión que hay que tomar caso a caso. O sea, en principio no veo inconveniente a introducir un gen nuevo en la especie que sea; la decisión dependerá de qué gen y qué especie.
¿Un auditorio en contra de uno? Teníais que verme hace ya unos años defendiendo la globalización el el Bellas Artes de Madrid, como un proceso absolutamente normal e imparable directamente proporcional al avance de las telecomunicaciones. Más de uno hubiera querido eliminarme.
No es necesario proclamarse «vagamente de izquierdas» para defender la idea de los transgénicos. me encanta la legitimidad moral da el proclamarse como tal.
Enhorabuena por tu blog y por tu difusión del Pensamiento Crítico.
Libertad: Me gustaría ver a los anti-regulación y anti-intervencionismo protestando enérgicamente contra la propiedad intelectual, las patentes y demás. ¿O eso no es una intervención del Estado en la espontánea circulación del conocimiento, y un establecimiento de monopolios artificiales?
No me salgas con las habituales justificaciones de la necesidad de las patentes para proteger la innovación: las conozco, y tienen cierta justificación (aunque la legislación actual sobre patentes y propiead intelectual en general es un caso claro de abuso de los poderes públicos que va mucho más allá de lo justificable).
Tampoco me salgas con el derecho de propiedad. Esa es una «propiedad» completamente sui generis y que sólo se puede llamar así por analogía, y por creación a través de esta analogía de una ficción jurídica conveniente que no reúne las características de la propiedad verdadera, y que por definición no existe fuera de la intervención del Estado.
La cuestión es que si se justifica la intervención por un motivo, no se puede a la vez anatemizar la intervención en general. O somos o no somos. Y si se justifica para algún caso, entonces se está admitiendo que es una cuestión de cómo, de hasta donde, y de en qué. No algo de blanco o negro.
Cuando se rasca un poco a los ultraliberales económicos, se encuentra muy poca coherencia. O, pensando mal, se encuentra coherencia, pero no en los argumentos explícitos.
Gracias, McCourtain. La verdad es que no me proclamo «vagamente de izquierdas» para defender la idea de los trangénicos, sino porque creo que la desigualdad económica debe tener límites bastante más estrechos que los actuales. Lo de «vagamente» es porque tampoco estoy dispuesto a pasar por taquillas ideológicas.
Un saludo
A pesar de su representación de sufrido rigor científico ante las hordas de fanáticos ecologistas irracionales, lo único que hacen es repetir como cotorras lo que les han dicho en clase o lo que han leído en alguna parte: «No hay datos suficientes» «no hay evidencias suficientes» «no podemos rechazar una tecnología que podría ayudar a solucionar el problema del hambre»
Llevo tiempo investigando y si hay algo de lo que no hay evidencia alguna es de las supuestas mejoras sociales que dicen que estas «nuevas tecnologías» posibilitan. No he encontrado ningún caso. Sí, en cambio, hay reportados numerosos efectos en sentido contrario, como por ejemplo:
http://crimentales.blogspot.com/2007/02/los-efectos-del-progreso-i.html
¿Tienen una idea de las multimillonarias cantidades que se invierten cada día en el desarrollo de estas «tecnologías»? ¿saben el porcentaje que representan, desde hace más de una década, del total del mercado bursátil? ¿piensan honestamente, sinceramente, que esta vastísima cantidad de recursos no podría encontrar una mejor vía para combatir el problema del hambre?
Es más, ¿acaso se plantean cuál es la causa del hambre, del colapso de la economía alimentaria? ¿por que no se emplean más recursos en analizar seriamente estas causas, no sería el primer paso a seguir en una investigación para combatir el problema?
No me gustan nada los zelotas de la causas «progres»si con eso se muestran miopes de las cambios tecnologicos y cientificos que si que pueden realmente contribuir al progreso.
Los transgenicos pueden aliviar el hambre en el mundo, pueden servir de fuente sostenible de nutrientes para el hombre que de otra forma su obtencion por otras fuentes estaria en peligro etc.
Por supuesto que hay problemas eticos derivados del uso de la ingenieria genetica (impacto en el medioambiente, perdida de biodiversidad) pero en la medida en que se vayan controlando dichos problemas la ingenieria genetica es una herramienta de gran potencial.
Hola Anibal,
Estoy de acuerdo, pero me gustaría matizar que el posible impacto medioambiental depende del caso. En principio, una planta resistente a plagas o enfermedades produce más y necesita menos tratamientos, luego su impacto sería positivo.
El problema de la pérdida de biodiversidad agrícola se debe a que se dejan de utilizar variedades tradicionales; el problema no cambia esencialmente si se emplean variedades comerciales obtenidas mediante mejora tradicional o ingeniería genética+mejora tradicional.
«Libertad: Me gustaría ver a los anti-regulación y anti-intervencionismo protestando enérgicamente contra la propiedad intelectual, las patentes y demás.»
Dejando aparte las consabidas insinuaciones sobre quién me paga (¿no es por ahí por donde me concederías la coherencia?), confundes intervención con regulación.
Los antitransgénicos piden las dos cosas, más regulación y más intervención. Algunos incluso la prohibición, que es el epítome de la intervención. Y reglamentos, los hay buenos y los hay malos. Y la reglamentación que piden es muy especial suya, como ya ha expuesto el autor de la bitácora.
Pero da igual, la verdad. Con toda sinceridad y empezando con un eufemismo, me joroba que se nos acuse a los liberales ¡de no ser «coherentes» con la caricatura que nos hacéis «desde el otro lado»! O sea, se hace la caricatura de que los liberales (ultraliberales, para empezar con la etiquetaza «de castigar a disidentes») «no quieren reglas», «están por la ley de la selva» para pasar a bramar (indignadísimos por esa maldad) de que propongamos ciertas reglas (las que protegen la legítima propiedad, por ejemplo).
Y es que ya está bien de que algunos te monten una bronca y te asaeteen a etiquetazas cada vez que les llevas la puñetera contraria.
Sin acritud.
Libertad: Yo no hago insinuación ninguna sobre que te pague alguien. La suposición de que la única motivación para defender algo sea el cobro de dinero me resulta completamente ajena. Que des por sentado que el resto del mundo está pensando siempre en lo mismo no lo convierte en un hecho universal, aunque tú puedas pensar que sí lo es. La mayor parte de la gente defiende sus convicciones gratis, aunque esas convicciones suelen verse bastante influidas por su posición e intereses en el mundo.
Conozco bastante bien lo que es regulación: la regulación es una forma de intervención que intenta establecer reglas en un mercado, generalmente o para formar el mercado o para que se ajuste mejor en su funcionamiento al modelo de mercado que se considera deseable. En definitiva, para resolver o paliar un fallo de mercado (por ejemplo de asimetría de información, de riesgo moral o del tipo que sea).
A diferencia de otras formas de intervención, no supone intervenir directamente en la formación de precios, ni efectuar directamente transacciones en él. Pero es una intervención como la copa de un pino.
Y es que «intervención» no es una palabrota de la que haya que defender como de una mancha a las intervenciones que a uno le gustan, es una palabra neutral, que describe cosas bastante diferentes entre sí.
En este caso además, no se trata de la regulación de un mercado existente, sino de su creación e invención: aparte del intento de eliminar un mercado, no creo que haya una intervencion más radical que esa, francamente.
Yo me considero bastante liberal en casi todos los aspectos de mis convicciones, éticas o públicas, por raro que te parezca, solo que no considero que la etiqueta «liberal» me obligue a comprar un paquete entero de mercancía dudosa porque otros se la han pegado encima. En conjunto, considero que las políticas económicas deben estar al servicio de fines sociales más importantes, porque la economía debe ser una herramienta, no un fin. Por tanto, con respecto al juicio sobre una intervención del Estado, la guía debe ser su utilidad y el conjunto de sus efectos, no ningún juicio a priori sobre su maldad o bondad.
Y los que abominan de la intervención del Estado por principio general pero después aprueban las intervenciones que entran en la planilla y van en el mismo paquete ideológico que compraron en bloque, sin analizar verdaderamente que es lo que están defendiendo, me parece que sí, que son incoherentes y se limitan a sustituir el análisis de la realidad por la aplicación de su plantillita de tópicos.
Las patentes y la propiedad intelectual en general son un invento moderno, cuya existencia depende enteramente de la conveniencia de una ficción jurídica inventada por el Estado. Fíjate que la propiedad real no es así, es anterior al Estado y no depende de él, aunque evidentemente encomendemos al Estado su protección y su disfrute pacífico, como de la vida, la libertad de movimientos y cualquier otro derecho básico del que se esté hablando, que tampoco ha inventado el Estado, aunque digamos que los «reconoce» y ampara.
Existe un mercado de licencias de taxis ¿por qué? Porque un poder público ha organizado y reglamentado un mercado de transporte público en vehículos de gestión privada, y no permite que cualquiera pueda ejercer esa actividad, exigiendo una licencia para ello, en número limitado. Si mañana se liberaliza ese mercado y se permite que cualquiera (cumpliendo unos requisitos o registrándose) pueda ejercer la actividad ¿se está expropiando a alguien? No. ¿Se quita a alguien un derecho de propiedad? No, simplemente se hace desaparecer una fuente de rentas (en el sentido económico de la palabra) que existía porque había una escasez artificial de oferta en un mercado, conseguida mediante la declaración legal de un monopolio.
El caso de las patentes y similares es exactamente el mismo, a los efectos que digo. Que pueda ser conveniente su existencia en cierta medida, es una cosa. Que sea un derecho de propiedad genuino, es otra.
En cuanto al tema de los transgénicos, yo no tengo una opinión decidida en el asunto, porque no lo conozco suficientemente. Estaba leyendo para aprender, y creo que el que había sacado los pies del tiesto, o se había ido por los cerros de Úbeda eras tú.
[…] a presentar los beneficios del castigo sino que también se pone a defender en extrema minoría la presunción de inocencia de lo transgénico: “El hecho de introducir un fragmento de DNA en un planta no es, en principio, ni bueno ni malo. […]
Hola, intento enviar por cuarta vez la primera parte de mi respuesta, que de momento no ha sido publicada, dejando a la segunda fuera de contexto:
«La primera es que se renuncia a una tecnología necesaria para seguir mejorando las plantas cultivadas más allá de las técnicas convencionales (que están dando muestras de agotamiento). »
Perdón, ¿podría alguien reportarme alguna «mejora» de las plantas de cultivo realizada mediante esta tecnología, y explicar concretamente en qué consiste esa mejora?
De nuevo perdón ¿a qué te refieres con las «técnicas convencionales»? Si te refieres a las de la agricultura industrial que se han extendido por todo el planeta erradicando la agricultura tradicional, estoy de acuerdo contigo. Significativo es el hecho de que la pandemia del hambre que ha azotado gran parte del mundo a lo largo de la segunda mitad del siglo XX haya crecido a la par que la implantación de la agroindustria en los llamados «países en vías de desarrollo».
Pides datos, y una ecología basada en evidencias, lo cual me parece muy bien. Por ello te recomiendo la lectura de los libros de Vandana Shiva (www.vandanashiva.org), donde encontrarás una completísima documentación con múltiples referencias a datos y estadísticas reales. En estos libros se pone en evidencia que:
1- Las agriculturas tradicionales del mundo, lejos de representar un modo de vida anclado en el pasado, ofrecían un inmenso abanico de diversidad tecnológica, y una constante dinámica de experimentación y creación de nuevas variedades. La gran diversidad de variedades tradicionales de cultivo dentro de cada región constituía una inmejorable defensa contra las plagas (que siempre han causado desastres en los monocultivos extensivos). A lo largo del siglo XX la llamada «revolución verde», que consistió en implantar la agroindustria en los países del «tercer mundo», haciéndoles dependientes de los insumos industriales fabricados por las empresas del «primer mundo», acabó con el 90% ¡¡¡90%!!! de las variedades de cultivo en el mundo. La implantación de las «nuevas tecnologías» está simplemente continuando este proceso, acelerando la desaparición de diversidad de variedades de cultivo y aumentando exponencialmente la dependencia de insumos industriales a los agricultores de este «tercer mundo».
2-Que los términos en los que esta tecnología evalúa sus supuestas mejoras son tan reduccionistas como las bases teóricas de la ciencia genética que las sustenta. Así, la producción por metro cuadrado que afirman poder alcanzar (además de ser completamente falsa como se ha documentado en numerosas ocasiones) no tiene en cuenta una cantidad enorme de factores: Por ejemplo, que la contaminación producida por los potentes abonos y pesticidas químicos (que hasta el momento han sido un factor omnipresente e inseparable de la tecnología de transgénicos, ya que las variedades patentadas se venden junto con productos específicos fabricados por la misma empresa) destruye una gran cantidad de recursos muy importantes para las poblaciones que antes practicaban las técnicas tradicionales, las cuales permitían, por ejemplo, mantener limpios los ríos y la presencia de numerosas especies animales y vegetales con múltiples usos gastronómicos, medicinales, y de otros tipos. O que el gasto económico que implican los insumos industriales necesarios para el empleo de esta nueva tecnología agrícola son mucho más elevados que cualquier posible aumento en la producción final, que no es tal teniendo en cuenta todo lo que se ha tenido que invertir para hacer posible dicha producción, y teniendo en cuenta que en la medición de dicha producción no se ha tenido en cuenta las especies secundarias (todo lo que no sea la especie principal del monocultivo es considerado «mala hierba» por la agroindustria) que la agricultura tradicional producía y que posibilitaban diversos fenómenos como la nitrificación del suelo, es decir, que el abono era tan gratuito como la adquisición de semillas, que también eran parte de la producción de los mismos agricultores. Las llamadas «nuevas tecnologías» (que no son más que un fraude para adueñarse de la producción mundial de alimentos) convierten estos elementos en insumos que es necesario comprar a las compañias de la agroindustria.
Recomiendo, además, investigar sobre los múltiples datos que la investigación molecular ha arrojado en las últimas décadas, y que ponen de manifiesto que la base teórica en la que se fundamentan estas tecnologías es completamente errónea, que lo que proporciona a los seres vivos sus diferentes características no es la presencia o ausencia de unidades codificadoras llamadas genes, o la alteración azarosa de las secuencias de estas unidades, sino un complejísimo sistema de regulación de lo que la biología clásica denomina «expresión génica». Esta es la razón de que hasta el momento no se haya producido ninguna mejora real en las especies patentadas. Paséense por estas páginas:
http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/genhum/bibliogenoma/retrovirus1versionfinaL.doc
http://www.iieh.com/index2.php
http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/msandin/
y por favor investiguen un poco las numerosas referencias que se citan antes de acusar de falta de datos o evidencias científicas. Porque son abrumadoras.
Jon,
¿Las abrumadoras referencias científicas están en un par de páginas personales de la uam y un artículo de la revista del CSIC? ¿la genética, la biología molecular y la biología evolutiva están construidas sobre una «base teórica» equivocada? Me parece muy fuerte, no obstante le echaré un vistazo a las páginas que citas.
Dices que las técnicas de agricultura moderna son responsables de la pandemia de hambre, a pesar de que estas técnicas han incrementado enormemente la producción mundial de alimentos. Los precios de los alimentos básicos disminuyeron desde los años 70 hasta la crisis alimentaria actual y el hambre ha disminuido en el planeta en términos relativos (aunque desde luego menos de lo que sería deseable). La revolución verde tuvo efectos negativos, pero sin ella la situación sería mucho peor. Echále tu un vistazo a «The doubly green revolution; G. Conway;1997; Cornell University Press).
Estoy de acuerdo en que la situación mundial es difícilmente sostenible, pero no es cierto que los problemas se resuelvan simplemente volviendo a las técnicas de cultivo tradicionales. No en un planeta con 6000 millones de personas y con tierras de cultivo limitadas.
Una discusión sobre los méritos y problemas de la agricultura ecológica aquí:
http://www.revistadelibros.com/articulo_completo.php?art=3757
PS no he borrado ningún comentario tuyo hasta el momento, pero considero que esta discusión ha finalizado.
Un saludo