En casi todos los países del mundo, la esperanza de vida de los hombres es considerable menor que la de las mujeres. Lo generalizado de este hecho está pidiendo a gritos una explicación, pero antes de entrar en las hipótesis que se han propuesto, déjenme decirles algo: este “patrón” es mucho general de lo que parece, ya que se repite en la mayoría de las especies de mamíferos. Ciervos, leones marinos, gorilas… da igual; en (casi) todos los casos, los chicos viven menos años.
Los biólogos evolutivos achacan la “causa última” de este fenómeno a las diferentes estrategias reproductivas de machos y hembras (tema que se ha tratado repetidamente en este blog). Brevemente, los machos pueden aumentar mucho el número de descendientes si logran aparearse con muchas hembras (en contrapartida, tienen un riesgo mucho mayor de no dejar descendencia). En cambio, para las hembras no supone una ventaja (en términos reproductivos) el aparearse con muchos machos, siempre que consigan quedarse preñadas. En muchas especies, a los machos sólo les vale apostar fuerte y entrar de lleno en la competencia por las hembras (una actividad no exenta de riesgos). Por ejemplo, entre los leones marinos, un pequeño número de machos monopoliza a la totalidad de las hembras; el resto tiene que esperar pacientemente a que el “dueño” del harén de muestras de debilidad. La conquista (y mantenimiento) de un harem siempre exige peleas sangrientas. Pero para un macho de esta especie casi cualquier riesgo merece la pena en términos evolutivos. Por supuesto, desde el punto de vista individual quizá sería mejor pasar sus días pacíficamente pescando y tomando el sol en la playa. Pero… los machos de león marino indolentes en esta materia no tienen oportunidad de pasar a sus descendientes sus genes de indolencia.
La “causa próxima” de esta mortalidad diferencial hay que buscarla en una molécula famosa: la testosterona. Es bien sabido que la exposición a esta hormona durante el desarrollo embrionario y durante la pubertad es responsable de la mayoría de las diferencias morfológicas y de conducta entre machos y hembras (en el caso de los humanos, habrá que excluir las diferencias debidas al “condicionamiento” diferencial que reciben niños y niñas). En la mayoría de las especies, los machos tienen mayores niveles de testosterona, pero resulta interesante detenerse en alguna de las excepciones a esta regla, como es el caso del faloropo picogrueso (Phaloropus fulicarius). Se trata de un ave perteneciente al grupo de los limícolas (emparentado con la agachadiza y el chorlito) que habita en regiones árticas. En este caso son los machos los que realizan en solitario la mayor parte del trabajo reproductivo, ya que la hembra se limita a poner los huevos, dejando a su pareja la incubación y la crianza de los polluelos. Tal como predice la teoría, en este caso son las hembras –no los machos- las que tienen colores llamativos y manifiestan una agresiva conducta sexual. En la época de cría puede observarse a grupos de hembras persiguiendo a un macho, mientras emiten un característico sonido ‘prrut’ retumbante y de largo alcance No resulta extraño que las hembras de faloropo tengan mayor nivel de testosterona que los machos.
Se ha sugerido que la mortalidad diferencial entre machos y hembras se deba a múltiples causas. Una parte se deriva de las conductas de agresión y riesgo, ya mencionadas, que derivarían de la tendencia de los hombres (mediada por testosterona) a mostrarse dominantes, agresivos y arriesgados, debido seguramente a los beneficios reproductivos que estas conductas reportaban durante el Paleolítico (es muy posible que en la actualidad no sirvan para aumentar el número de descendientes, pero las tendencias están ahí de todas formas). Otra parte se debe a la mayor sensibilidad de los machos a enfermedades infecciosas (Zuk and McKean, 1996). Este hecho resultó sorprendente al principio. Resulta que el “sexo débil” es mucho más fuerte frente a las enfermedades. De nuevo, esto no es exclusivo de los humanos, sino que ha sido comprobado en muchas especies y, de nuevo, la culpable parece ser la testosterona. En cierto modo, la Naturaleza pone a los machos en un brete. Por un lado, la testosterona les proporciona características favorables para el apareamiento (apariencia masculina, agresividad, dominancia), por otro hace que su sistema inmunológico funcione peor. Tampoco se sabe a ciencia cierta por qué la testosterona debilita el sistema inmunológico; esta afirmación se basa sólo en la correlación entre ambos hechos.
Limitándonos ya a nuestra especie, en la figura adjunta (tomada de un artículo de Science (Owens, 2002)) se muestran los datos de mortalidad total y la debida a homicidios, accidentes y enfermedades infecciosas. Está claro que los hombres salen malparados en todas las comparaciones. Sin embargo, las diferencias de conducta aparecen bruscamente en la pubertad (antes de los 20), mientras que las diferencias relacionados con enfermedades y parásitos no son mensurables hasta los 25 años. Observamos también que las diferencias van disminuyendo con la edad (y con la disminución de testosterona). Las compañías de seguros de vida y de automóviles son muy conscientes de que estas diferencias existen.
El grupo de Robin Dunbar (uno de los pioneros de la Psicología Evolucionista) se ha dedicado a explorar las diferencias de género en conductas de riesgo habituales (Pawlowski et al., 2008). Estos investigadores se dedicaron a estudiar a los humanos en la ciudad del mismo modo que los etólogos estudian a los animales en su ambiente. En concreto, se fijaron en la forma en que la gente cruza la calle, haciendo cuidadosas observaciones respecto al grado de riesgo asumido en cada caso. Los resultados (poco sorprendentes) indican con claridad que los hombres son mucho más proclives al riesgo. En el grupo de observaciones considerado de “alto riesgo” había 3 veces más hombres que mujeres. Más interesante (y más divertido) es el hecho de la conducta arriesgada de los hombres se incrementaba significativamente si había mujeres cerca. Mientras que en las mujeres no se detectó un efecto similar. Claramente, la tendencia de los chicos a alardear delante de las chicas tiene profundas raíces en la evolución.
Owens, I.P. (2002) Ecology and evolution. Sex differences in mortality rate. Science 297: 2008-2009.
Pawlowski, B., Atwal, R., and Dumbar, R.I.M. (2008) Sex differences in everyday risk-taking behavior in humans. Evolutionary Psychology 6: 29-42.
Zuk, M., and McKean, K.A. (1996) Sex differences in parasite infections: patterns and processes. Int J Parasitol 26: 1009-1023.
10 respuestas a “Por qué los hombres viven menos”
muy interesante
Muy bueno! desde luego el coste de la testosterona en los machos es considerable. Desconozco exactamente si existen estudios a nivel molecular de como afecta esta hormona a la capacidad inmunitaria de los individuos, pero los datos que arrojan evidencias sobre el papel de estas hormonas sexuales en la inmunosupresión de los individuos no son sólo meras correlaciones, existen demostraciones experimentales en la naturaleza (al menos en aves) donde los individuos incrementados en sus niveles de estas hormonas son más susceptibles a padecer mayores niveles de parasitación. Desde luego, en un primer momento se pensaba que este incremento podría deberse a dos causas, una de ellas la propia inmunosupresión y la otra una mayor vulnerabilidad (esposición) de los individuos con niveles elevados de testorerona debido al cambio en conducta que producen. Estudios más finos permitieron arrojar fuertes evidencias de que el principal desencadenate es el coste inmunosupresor. Evidencias del coste del sexo (ver trabajos de Peter J. Hudson al respecto).
Los factores sexo y edad son desde luego importantisimos en la naturaleza. Planteas un buen ejemplo de ello. Felicidades.
Gracias Parasite. También se ha sugerido que los machos (en los mamíferos) suelen ser de mayor tamaño y comen más, de ahí que tengan mayor exposición a parásitos/patógenos. Puede ser un factor, pero claramente no lo explica todo.
Un saludo
Pablo
Tu entrada me ha parecido muy interesante.
Sería también interesante saber cuales son las diferencias en lo que respecta a los países o zonas en las que la esperanza de vida de las mujeres no es más alta (o lo es apenas) que la de los varones. Así a ojo de buen cubero no parece que sean sitios en donde la agresividad de la testosterona se manifiesta menos (más bien al contrario).
¿Tienen ahí los varones mejor el sistema inmunitario? ¿Lo tienen peor las mujeres?
Partiendo de que el acceso a la medicina es peor que en los países desarrollados ¿es peor por un igual, o es diferencialmente peor para las mujeres? ¿Las mujeres en estos sitios corren mas riesgos? ¿De qué se mueren (o en donde está la sobremortalidad)? ¿En enfermedades curables que ellos no pueden curarse, en accidentes o hechos violentos, en que les afecta más la peor alimentación o la mayor exposición a enfermedades infecciosas?
¿A qué se parecería más el estado antiguo de nuestra especie (cazador-recolector), a la situación de estos países o a la nueestra?
Bueno, como ves, las preguntas que cada uno se hace responden al proverbio «cada loco con su tema». 🙂 Saludos
Sin duda, se trata de preguntas interesantes. Desde luego, que la diferente mortalidad tenga (en parte) una base biológica no excluye que existan desigualdades de género y que éstas puedan influir en la esperanza de vida. Aun así, dudo mucho que haya un sólo país en el que la esperanza de vida de los hombres sea mayor que la de las mujeres, aunque imagino que la diferencia entre ambas cifras pueda variar considerablemente entre países.
Un saludo
Aunque no recuerdo las fuentes desagregadas en las que ví los datos, sí hay zonas del mundo donde la esperanza de vida de las mujeres es igual, apenas superior o incluso inferior.
En el conjunto de la India, por ejemplo, ha sido igual en mabos sexos según parece hasta los últimos tres o cuatro años (de lo que cabe deducir que hay zonas en donde es inferior la de las mujeres, aunque no he encontrado datos más desagregados, como digo).
Datos Banco Mundial
En India la diferencia es de 3 años a favor de las mujeres: la esperanza de vida de los hombres es del 95% respecto a las mujeres. En España es del 92%. En algunos países muy pobres, como Burkina Faso es del 94%, mientras que en algunos países mucho más desarrollados, la diferencia es realmente grande. Por ejemplo, en Rusia es del 82%. Evidentemente, esta diferencia debe responder a factores socio-económicos, pero no parece que sea algo tan simple como que en países pocos desarrollados la diferencia es menor. Con todo, no descartaría una correlación entre bajo desarrollo económico y pequeña diferencia de género en esperanza de vida. Supongo que alguien lo habrá estudiado.
Un saludo
Viendo con más detalle (aunque no he ido más allá) los datos del BM del enlace que pongo, se ve que la cosa es más bien complicada, aunque claramente predomina la mayor esperanza de vida para las mujeres, y con más claridad donde el nivel de desarrollo es mayor. No obstante, la cosa da para pensar bastante:
En muchos países africanos, la esperanza de vida es prácticamente igual para ambos sexos, lamentablemente baja, por otra parte. Yendo hacia datos más antiguos, se ve que en muchos sitios de África ha empeorado en veinte años, y que antes era mejor, y más larga para las mujeres. Cabe achacar esta desgracia a la epidemia de SIDA, desde luego, y a los problemas y la precariedad concomitantes a la epidemia, también. Pero entonces cabe preguntarse si en una población sometida a tal estrés y sin recursos médicos, el estado «natural» sería por tanto esa falta de ventaja de las mujeres en la esperanza de vida. ¿O no? ¿La resistencia de las mujeres a las enfermedades infecciosas no se aplica al SIDA? ¿Las razones son sociales?
Si se repasa uno los datos de los países musulmanes, particularmente de los árabes, se ve que la diferencia de esperanza de vida a favor de las mujeres es menor que la de otros países no musulmanes de similar o menor nivel de vida. Da que pensar.
Da que pensar en que eso representa desventajas sociales, ciertamente, puesto que tenemos países económicamente similares en donde eso no ocurre, que nos harían de «control», digamos.
Y otra cosa llamativa es que hay algunos países más o menos «desarrollados» aunque no entre los ricos, en los que la ventaja de las mujeres es muy grande, del orden de más de 10 años, particularmente en los paises del Este (europeo). Esta diferencia ni de broma es tan grande en los países más ricos occidentales (en USA y UK de unos 5). ¿Diferencias de conducta más marcadas que en los países ricos? ¿Y en los hombres o en las mujeres?
Lo que decía de la India (y Pakistán y algunos otros) es que las mujeres tienen alguna más esperanza de vida que los hombres en los últimos años, pero si se va uno para atrás, esto no era así hace poco. Y, puesto que la India es un país tan grande y con tantas diferencias, y que en la clase media y castas altas seguramente las diferencias serán de magnitud «occidental» deben quedar todavía zonas y grupos sociales en los que la situación es la de 1980 0 1990. A eso me refería, porque es el país del que había yo leído cifras desagregadas en las que aparecía eso (no recuerdo donde).
Una consideración adicional con estas cifras es que también se aporta la proporción de mujeres sobre el total de la población. En los países donde las mujeres viven claramente más, las mujeres son un poquito mas de la mitad de la población, como cabe esperar. No es así en otros países en los que la ventaja en longevidad es menor o inexistente. En India las mujeres no llegan al 49% de la población, por ejemplo. En China pasa algo parecido, aunque da mas ventaja en longevidad a las mujeres y desde hace más tiempo. Me pregunto si en estos países se ha cambiado el descuido y peor trato a las niñas por el aborto selectivo a tan gran escala, si las estadísticas de mortalidad de niñas son poco de fiar, o qué.
En cualquier caso, me pregunto cual sería la situación de nuestros antepasados, sin medicina moderna ¿la de Africa subsahariana? Ahí no hay ventaja en longevidad para las mujeres. Y no son países menos violentos que la media (lo que daria ventaja relativa a los hombres, que mueren más por muerte violenta) sino lo contrario. ¿El efecto se debe a que el sida no sigue las pautas habituales en otras enfermedades de que las mujeres ofrezcan mas resistencia? ¿A una combinación de desventajas sociales y la epidemia?
Es una pena que no tengamos datos censales detallados de los cazadores-recolectores de tu última entrada 🙂 Eso sí que despejaría las dudas…
:-):-):-):-):-s
mira aki no me pone nada de lo k ncesiito saber jaja pero esta bien ty taal